Ahora bien, ¿vamos a estar siempre con dudas?, ¿eso es positivo o negativo? En realidad, siempre tendremos algunas dudas sobre las elecciones realizadas, que podrán ser menos de las que tenemos ahora. No obstante, hay que considerar que no existen certezas absolutas, seguridad al 100 por ciento. Lo que hacemos es analizar las cosas y tomar las decisiones más favorables para nosotros en un determinado momento.
Pero, ¿qué debemos analizar?, ¿cómo debemos tomar nuestras decisiones?, ¿cómo debemos elegir la profesión?, ¿estamos en capacidad de hacerlo o necesitamos ayuda?, son algunas de las preguntas que seguramente nos surgen frente a esta situación. Lo primero que diremos, es que para encontrar respuestas satisfactorias a estas preguntas necesitamos darnos un tiempo a solas, para tener una especie de entrevista con nosotros mismos, para después conversarlo con nuestros padres, amigos o consejeros profesionales. Al principio, nos podría parecer aburrido, dar flojera, sentir que no llegamos a nada; pero si persistimos, los resultados serán más favorables de los que imaginábamos y nos sentiremos mejor. Será una buena inversión de tiempo, que además nos ahorrará dinero y disgustos.
Ya solos, debemos empezar haciendo y respondiendo algunas preguntas, tales como: ¿cuáles son mis sueños?, ¿qué me gustaría y motivaría hacer en el futuro?, ¿qué actividad profesional me veo realizando y disfrutando?, ¿hacia dónde quiero llegar? Esta última pregunta es muy importante, porque si no sabemos a dónde queremos llegar, no sabremos qué camino tomar. Por ejemplo, cuando salimos de nuestra casa hacia un determinado lugar, sabemos qué transporte tomar, cuánto demoraremos en llegar, dónde bajar, etc. Si no sabemos a dónde queremos llegar, nos perderemos en el camino o llegaremos a un lugar que tal vez no nos guste.
Después de tener un poco más claro lo que queremos lograr en la vida, tendremos que analizar con qué contamos para alcanzar esa meta. Para eso tendremos que respondernos preguntas como ¿quién soy?, ¿cuáles son mis principales características?, ¿en qué aspectos soy bueno y en cuáles me falta mejorar?, ¿quiénes me ayudarán a alcanzar mis metas?, ¿qué dificultades podría tener en el camino?, ¿son solucionables?
Sabiendo ya lo que deseamos en la vida, cómo somos y qué cosas nos interesan, tendremos que convertirnos en investigadores de las carreras profesionales que hemos considerado como alternativas, es decir, tendremos que informarnos sobre ellas. Pero tengamos en cuenta que hay muchas maneras de hacer esto. Las más convenientes son entrevistar a profesionales, profesores y estudiantes de esas carreras; visitar universidades, institutos y otros centros educativos donde se imparten dichas carreras; y asistir a un psicólogo para que nos oriente al respecto. No debemos preguntar a cualquier persona, dado que al no tener un conocimiento preciso podría darnos información equivocada y confundirnos más.
Ahora bien, ¿qué debemos saber sobre las carreras entre las cuales pensamos elegir? Debemos informarnos acerca de:
- En qué consiste la actividad profesional, cuáles son sus principales funciones, qué especialidades ofrece.
- Dónde suelen trabajar los profesionales de esa carrera, si hay o no trabajo para ellos, cuánto ganan aproximadamente.
- Qué características personales se tiene que tener o desarrollar.
- Qué cursos llevan durante su formación académica, cuánto dura dicha formación, cuánta inversión económica implica.
Con toda esta información, lo que resta es analizar las ventajas y desventajas de cada alternativa, teniendo en cuenta si la carrera se ajusta a nuestro proyecto de vida, a nuestros intereses (porque puede ser que alguna carrera no era lo que pensábamos), a nuestras características personales y a nuestras posibilidades y expectativas económicas. Tengamos en cuenta que hay carreras que nos pueden gustar mucho, pero que a nuestro parecer no son muy rentables; otras que pueden serlo, pero no ser compatibles con nuestra personalidad. Tenemos que ver si hay compatibilidad entre los requisitos de la carrera o carreras que nos interesan y nuestras aptitudes, intereses, personalidad y expectativas de ingresos económicos.
Finalmente, tendremos que discutirlo con nuestros padres, dado que ellos serán los que seguramente nos ayudarán en el transcurso de la formación y tendrán sus propias ideas y deseos sobre lo que debemos o no estudiar. Si hay oposición entre lo que nosotros queremos y lo que ellos desean para nosotros, es importante comunicarles la evaluación previa que hemos hecho, los sentimientos y expectativas respecto a nuestra elección y comprometernos en algunas condiciones que tal vez nuestros padres señalen. No es recomendable dejar de lado nuestros intereses sin las suficientes razones para hacerlo. Recordemos que estamos eligiendo una actividad laboral a la que nos dedicaremos toda la vida y requerirá inversión de años de formación, dinero, esfuerzo físico y psicológico.
Por ello, la decisión que tomemos de nuestra carrera nos ayudará a construir el camino que nos lleve a la meta deseada o nos desviará del camino. Seamos los protagonistas de nuestras decisiones, no los espectadores. Decidamos nosotros.
A modo de ejercicio, responde el siguiente cuestionario para conocer tus intereses vocacionales, uno de los aspectos a tomar en cuenta en la elección de carrera.